MODELO DE LA OCUPACIÓN HUMANA
Quizás uno de los modelos más representativos de la Terapia Ocupacional es el Modelo de la Ocupación Humana descrito por Gary Kielhofner.
A modo de resumen este modelo nos explica que el proceso evolutivo se caracteriza por la creciente necesidad de control sobre el ambiente.
Los niños/as pasan de la simple exploración del entorno (deseo de interactuar con el ambiente para conseguir experiencias sensoriales y placer sin riesgo de fracaso) a la competencia (necesidad de influir sobre el entorno, incorporando alternativas y aumentando el espectro de comportamientos, otorgando el sentido de control personal) al logro (etapa en la que se intenta dominar una tarea desafiante).
Para que ello ocurra se necesita desarrollar una volición sana, es decir, una motivación por la ocupación, en la infancia temprana un correcto desempeño volitivo se traduce a la búsqueda de la causalidad entre uno mismo y entorno. Significa pues, ELEGIR+EXPERIMENTAR+INTERPRETAR.
Una volición funcional desarrolla la capacidad de habituación, es decir, de formar hábitos, acciones automáticas que nos permiten desarrollar actividades con menor energía.
Pero además, para poder desarrollar estos sistemas de manera satisfactoria, el ser humano necesita de capacidades de desempeño, como las habilidades motoras, de procesamiento y de comunicación e interacción.
El ambiente será el que determine la participación en ocupaciones significativas, porque será facilitador o no facilitador, ya que es el que provee de oportunidades, recursos y condiciones.
Si todos estos sistemas se encuentran en equilibrio, la persona describirá una causalidad personal positiva, o lo que es lo mismo una autoimagen positiva.
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